El navío «El Glorioso», que en 1747 luchó contra doce barcos ingleses a lo largo de tres batallas, y que solamente rindió su pabellón cuando estaba desarbolado y sin munición para responder al fuego enemigo, ha echado sus anclas definitivamente en el Museo Naval de Madrid, a través de los pinceles de Augusto Ferrer-Dalmau, que ha conseguido un cuadro en el que parecen escucharse las descargas artilleras, el silbido de los proyectiles de fusilería, las órdenes de los oficiales y el viento que hincha las velas de los navíos ingleses que rodean al barco de guerra español, envuelto en el humo de la pólvora de los disparos que efectúan contra el navío desarbolado y sin munición, 250 piezas de artillería inglesas.

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