Alepo, triturada por las bombas, tiene impresas pisadas de botas de extranjeros que no siempre son soldados. Corresponsales de guerra han plasmado en imágenes parte del horror de la guerra en Siria, donde Rusia intervino en 2015 para evitar la caída de Bashar Asad. Entre los soldados rusos desplegados caminaba el año pasado con la mirada lejos del polvo un español desarmado. Ni rifle, ni cámara. Pero igual que otros reporteros, iba a la caza.





