«LAS EMPRESAS ESPAÑOLAS ESTÁN EN LA
VANGUARDIA MUNDIAL OCUPANDO PUESTOS
DE LIDERAZGO EN SECTORES CLAVE»
José Manuel García-Margallo y Marfil (Madrid, 1944), ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación, desgrana para FD Magazine cuáles son las prioridades de la política exterior española, la posición de nuestra nación frente en el contencioso de Gibraltar, los objetivos que se esperan de la Marca España o la función que las Fuerzas Armadas tienen en la acción en el exterior.
Pregunta.- Se encuentra usted al frente de la acción del Gobierno fuera de nuestras fronteras, acción que entiendo implica no sólo a su Ministerio, sino a otros varios (Cultura, Economía, Defensa…) ¿Cómo se coordina esa política transversal?
Respuesta.- De acuerdo con la normativa vigente, el Embajador representa al conjunto de la Administración del Estado en el país en que está acreditado. Compete a los embajadores asegurar esa coordinación y velar por que todos los consejeros sectoriales y el resto de los órganos de la Administración del Estado en el exterior hablen con una sola voz y dirijan sus esfuerzos en la misma dirección. Es lo que técnicamente se denomina la «unidad de acción en el exterior». Esa función del Jefe de Misión va a ser reconocida y reforzada cuando se apruebe la nueva Ley de Acción Exterior y del Servicio Exterior. En cuanto a la coordinación en España, existe un Consejo de Política Exterior, con representación de los ministros que tienen competencias con relevancia exterior y que también va a ser reforzado con la nueva Ley. Además, en el día a día son muy frecuentes las reuniones entre funcionarios de diversos ministerios con los diplomáticos del Ministerio de Asuntos Exteriores para coordinar la actuación en las diversas áreas con proyección internacional.
P.- ¿Cuáles son hoy día las prioridades de la política exterior de España? ¿La Unión Europea, Hispanoamérica, mercados emergentes, norte de África, relaciones con el mundo musulmán?
R.- La política exterior española, que se caracteriza por su vocación de estabilidad –es y debe ser una política de Estado–, se enmarca en una serie de prioridades regionales y temáticas. En cuanto a las regiones prioritarias, sin duda hay que mencionar en primer lugar Europa, ámbito geográfico, económico, histórico y cultural en el que nos desenvolvemos. El proceso de integración, la Unión Europea, dota a nuestra política europea de profundidad y estabilidad, y hace que Europa para España sea, en muchas cuestiones, política interior. Iberoamérica es la segunda región que, por afinidad histórica y cultural, tiene gran relevancia en nuestras relaciones exteriores, siendo el mejor ejemplo de esto la Comunidad Iberoamericana de Naciones y sus cumbres, donde se materializa un diálogo político al más alto nivel entre países con grandes afinidades. Un tercer ámbito prioritario es la Ribera Sur del Mediterráneo, es decir, el Mundo Árabe, y muy concretamente nuestros vecinos más allá del Estrecho, con los que existe una red de intereses entrecruzados que hacen fundamental que el diálogo y la cooperación sean lo más intensos posible. Y, por último, hay que citar la relación transatlántica que nos vincula a los Estados Unidos, aliado en la OTAN y superpotencia mundial con la que mantenemos estrechas relaciones en todos los ámbitos, y la asociación estratégica que estamos construyendo con China, pieza fundamental de la economía y geopolítica globales en este siglo XXI.
«ESPAÑA ES CAPAZ DE DEJAR A UN LADO INTERESES
PARTICULARES PARA PENSAR EN EL INTERÉS GENERAL»
«ES JUSTO DECIR QUENUESTRAS FUERZAS
ARMADAS SON UNA IMPORTANTE HERRAMIENTA
DE LA POLÍTICA EXTERIOR DE ESPAÑA»
P.- Hoy día existe un gran abanico de organizaciones internacionales, ¿hasta qué punto se defienden intereses comunes dejando en segundo plano intereses particulares de cada Estado? ¿Existen Estados que destaquen por su espíritu altruista?
R.- En efecto, uno de los rasgos del mundo contemporáneo es que se ha producido una importante proliferación de organizaciones internacionales, sean globales o regionales, de integración o de cooperación, de ámbito general o especializado. Esta proliferación responde a la creciente interdependencia y red de intereses que produce la globalización económica, la mejora de los transportes y comunicaciones, las migraciones, etc. Estos intereses principalmente estatales son los que se busca armonizar en las organizaciones internacionales, en las que se reconoce que es legítimo que cada miembro defienda sus posiciones. Lo importante es que se construyen cauces de diálogo y negociación que permiten que intereses, en muchos casos contrapuestos, puedan confluir en un compromiso que beneficia a todos. Es cierto también, por otra parte, que existen una serie de principios y valores universales que algunos estados defienden por encima de su interés particular. Un caso sería la idea de que es necesario controlar las emisiones de gases de efecto invernadero para limitar el cambio climático. Hay muchos ejemplos de este tipo, y algunos estados de la comunidad internacional, entre ellos España, son capaces de dejar a un lado intereses particulares para pensar en el interés general. Las relaciones internacionales no son un juego de suma cero, en algunos casos hay que ceder para ganar todos.
P.- Uno de los elementos de la acción de su Ministerio son las embajadas. ¿Qué les pide el ministro a sus embajadores al ponerles al frente de nuestras legaciones?
R.- En los últimos tiempos estamos haciendo un especial esfuerzo en diplomacia económica. Es evidente que en la actual situación de restricción presupuestaria y esfuerzo de consolidación fiscal, la internacionalización de la empresa española y la atracción de inversión extranjera es una vía esencial para lograr que la economía española vuelva a crecer dada la debilidad de la demanda interna. En este ámbito, la Diplomacia económica juega un importante papel: pone la red exterior del Estado al servicio de las empresas. Favorecer la presencia empresarial española, allanar el camino y ayudar a vencer los obstáculos es una de las tareas de nuestros diplomáticos en las que más hincapié realizo. La diplomacia tiene que adaptarse a este cambio y trabajar para lograr la prosperidad de sus empresas. Es una gran satisfacción que muchas empresas manifiesten que ya están notando estos cambios y confirmen que dan frutos. Las empresas españolas están en la vanguardia mundial ocupando puestos de liderazgo en sectores clave, en algunos casos con un elevado componente tecnológico, como las energías renovables, la gestión de las infraestructuras, control del tráfico aéreo, alta velocidad ferroviaria, biotecnología, técnicas medioambientales, tecnología naval, sistemas aéreos y espaciales, sector de la tecnologías de la información y telecomunicación, sector financiero, automoción.. así como en otros tradicionales como el sector de la moda, editorial…
P.- En su departamento se encuentra también el área de Cooperación, ¿es difícil defender el destino de presupuestos millonarios para inversiones en otros países cuando España no pasa por su mejor momento económico?
R.- Las necesidades de desarrollo de nuestros países socios siguen presentes, incluso acentuadas. El desarrollo, los derechos humanos, el terrorismo internacional, la salud y el medio ambiente son algunos ejemplos de problemas que deben ser atajados colaborando unos con otros, cada uno en la medida de sus posibilidades. Además, los países en desarrollo serán mercados importantes en el futuro.
P.- En el asunto de Gibraltar, las Naciones Unidas dan la razón a España y siempre hemos contado con su apoyo. ¿Ve usted alguna solución a corto o largo plazo?
R.- La posición de Naciones Unidas respecto a Gibraltar es sobradamente conocida y se podría resumir en los siguientes puntos: la situación colonial de Gibraltar destruye la unidad nacional y la integridad territorial de España y es incompatible con la Resolución 1514 (XV) de 1960; en el caso de Gibraltar, la ONU no ha reconocido el derecho a la autodeterminación. En este sentido, la cuestión de Gibraltar debe ser resuelta mediante negociaciones bilaterales entre España y el Reino Unido recomendadas por la ONU ininterrumpidamente desde 1965. Por tanto, resulta claro que los temas de soberanía se discuten solamente entre Reino Unido y España. El Presidente del Gobierno reiteró este llamamiento en favor de las negociaciones entre España y Reino Unido en su intervención ante la Asamblea General en 2012. Sería irresponsable por mi parte hablar de plazos; pero sí puedo asegurar que España seguirá trabajando para buscar una solución a este contencioso. P.- Me gustaría conocer su particular definición de la marca España. ¿Cómo cree usted que se entiende España hoy día fuera de nuestras fronteras? R.- El objetivo de Marca España para 2020 es afianzar una imagen de España como potencia económica y política; un país tradicional y moderno e innovador al mismo tiempo (que combine cultura, tecnología y creatividad); fiable y sólido; solidario; diverso; flexible, tolerante y abierto al cambio. España debe adaptarse a un mundo global y en constante mutación, consolidar su posicionamiento en un contexto económico complejo y en constante evolución y convertirse en un país atractivo, no sólo para visitar, pasar unas vacaciones, estudiar y jubilarse, sino también para invertir, investigar y desarrollar nuevas tecnologías. Para ello, es necesario crear sinergias, eliminar superposiciones y aunar esfuerzos bajo un mismo denominador. La cooperación con y del sector privado es fundamental para potenciar esa imagen de España. Nuestro país tiene más de 60.000 empresas exportadoras. La apertura de las empresas al sector exterior es, en estos momentos, más necesaria que nunca y debe mantenerse con dinamismo y determinación cuando se haya superado la actual crisis.
OBJETIVO DE MARCA ESPAÑA PARA ES AFIANZAR UNA
IMAGEN DE ESPAÑA COMO POTENCIA ECONÓMICA Y POLÍTICA
P.- ¿Forman parte las Fuerzas Armadas de las herramientas de la política exterior de España? ¿De qué manera?
R.- Debido a la evolución del escenario estratégico mundial y a una serie de factores – entre los cuales podemos destacar la caída del Muro de Berlín, los ataques del 11 de septiembre, el desarrollo tecnológico y el despertar de una consciencia mundial de solidaridad – la acción de las fuerzas armadas españolas se ha trasladado parcialmente fuera de su ámbito tradicional de actuación, es decir la defensa del territorio nacional. Y si por esta razón es indudable la actual proyección exterior de nuestras Fuerzas Armadas, es justo decir que son una importante herramienta de la política exterior de España. Hoy en día las Fuerzas Armadas españolas están presentes en varios teatros de operaciones – principalmente en Afganistán, Líbano, Bosnia, el Cuerno de África y Malí – con el objetivo de luchar contra los riesgos y amenazas que afectan a la seguridad de nuestro país (y en última instancia también a la de la Comunidad Internacional) así como para dar estabilidad e incrementar la seguridad en estas zonas. Asimismo, nuestras fuerzas navales están particularmente implicadas en salvaguardar y proteger el tráfico marítimo desde la zona del Índico hasta el Golfo de Guinea, impulsando las relaciones de amistad y cooperación con los Estados ribereños afectados por la piratería y otros hechos delictivos en el mar. Por último, cada año se gradúan en nuestras academias militares alumnos extranjeros gracias a programas y becas que el Gobierno ofrece, a países amigos, con vistas a reforzar sus capacidades de defensa y a estrechar los lazos de amistad y cooperación con sus fuerzas armadas.
P.- Hace poco se le concedió la Cruz Laureada colectiva al Regimiento Alcántara, usted tuvo un familiar en dicha unidad, ¿Qué significó para usted la concesión de la laureada?
R.- Un auténtico orgullo. Mi tío abuelo, en 1921, formaba parte del Regimiento de Caballería Alcántara y dio su vida, así como la dio casi la totalidad de dicho regimiento, para proteger la retaguardia. En aquella batalla, murieron 551 soldados, 28 de ellos oficiales. Su resistencia dio una oportunidad a las tropas españolas durante la retirada hacia Melilla. De hecho, lograron que el resto de la fuerza alcanzara el monte Arruit. Ya antes le habían otorgado otros reconocimientos. El 5 de junio de 1921 se le concedió la Cruz del Mérito Militar con distintivo rojo por «los servicios prestados, méritos contraídos y operaciones realizadas» en la zona de Protectorado de África durante los períodos comprendidos entre el 30 de junio de 1918 y el 4 de febrero de 1920 y desde esta fecha al 31 de octubre siguiente. P.- En España hay escritores, periodistas, artistas que promocionan la historia militar de distintas formas. ¿Qué opinión le merece la pintura militar de Augusto Ferrer-Dalmau? R.- Es uno de los pintores que mejor ha captado y ha reflejado las cargas de caballería. Me recuerda mucho a Cusachs aunque tiene un estilo mucho más realista. La recreación de las Guerras Carlistas, de la Guerra de Cuba y de las guerras de África, reflejan con fidelidad los acontecimientos históricos de acuerdo con los relatos literarios sobre esos episodios.